- Título original: "Laserblast".
- Título en español: "El rayo destructor del planeta desconocido (Laserblast)".
- Director: Michael Rae.
- Guión: Franne Schacht y Frank Ray Perilli.
- Cast: Kim Milford, Cheryl Smith, Gianni Russo, Ron Masak, Dennis Burkley, etc.
- Año: 1.978.
- Especialista de BlogCaspa que se ha atrevido a analizar este ñordo: Dani.
He de confesarlo: amo esta película. Es una película tonta, insulsa, sin argumento ni guión ni pies ni cabeza. Las actuaciones rayan lo patético, todo es cúmulo de situaciones pensadas para sacar a relucir el maldito láser, los intentos de comedia son lo peor que he visto jamás, y encima tiene una de las peores traducciones españolas de un título original (pese a que es un título muy realista respecto a lo que te vas a encontrar), pero... No sé como explicarlo; esta película es tan simpática y bien intencionada que pasas la hora y veinte que dura y sin darte ni cuenta. Parece como si tu hermano mayor hubiera pillado el Super 8 y se hubiera montado una peliculilla de aliens en el plazo de una semana.
Vayamos al grano: esta peli va de un tío rubio que se encuentra una pistola espacial y se lía a laserazos en su pueblucho de mierda. Ya está. Ni más ni menos.
La peli empieza matando: un extraterrestre antropomorfo —por cierto, el efectista de la película, metido a actor— se ve perseguido por un par de aliens del tipo monstruoso que conducen su nave por un desierto yanki. Éstos bajan a tierra firme a cargárselo, cosa que logran, pero justo antes de coger el arma del desafortunado marciano, viene una avioneta y les chafa el plan. Tienen que huir a toda mecha, dejando atrás la codiciada arma y un colgante en forma de pera azul —más sobre esto luego—.
Volvamos a la vida normal. Nuestro prota, un tipo rubio y guapote él, descamisado tres cuartos de la película, sufre en sus carnes el ostracismo e intolerancia del típico pueblo americano en el desierto. Su madre, sólo comenzar la pinícula, se va a Acapulco. ¡Y nuestro prota se cabrea! ¡Pero si es lo que todo adolescente desea en la vida!
Ya vemos que Billy no es un chico cualquiera. Vamos, que es gilipollas perdido.
Ya vemos que Billy no es un chico cualquiera. Vamos, que es gilipollas perdido.
Tiene una novia bastante feúcha con un padre que es ex militar de esos que están colgados (como la mayoría, vamos). Eso pone más carga emocional en la psique de nuestro sufrido héroe.
Para postre, la poli le odia, le pone multas y los chulillos del lugar le retan a una carrera y su camioneta le falla. Por cierto, que uno de los chulillos es el tipo aquel con cara de lelo que salía en todas las pelis de adolescentes. Seguro que lo recordáis porque esa cara de atontado no se olvida fácilmente.
Un escenario kafkiano hasta el vómito, ¿A que sí? Para que luego digan que las pelis de Charles Band no son sesudas.
Buscando un refugio para su exilio interior, qué mejor manera de aislarse del mundanal ruido que ir al desierto. Allí se encuentra la dichosa pistolita de marras con un colgante en forma de pera o cagarro azul. La pistolita no dispara, así que se pone el colgante y ¡ahora sí! se lía a pegar tiros en el desierto.
Billy ahora se encuentra mucho mejor. La terapia del grito primario y el desahogo emocional le dejan hecho un mulo. Lo que no sabe es que disparar el trasto ese es más adictivo que la Coca Cola.
De repente, tanto los aliens —que están de tour por el espacio— como un sombrío tipo del FBI se dan cuenta de que algún mentecato está disparando un arma láser alienígena. El cómo no me lo preguntéis. El caso es que el tipo del FBI llega todo chulo al pueblucho para buscar a Billy; siguiendo una constante casi freudiana de Band, un tipo llega en un buga impresionante que todo paleto se dedica a admirar. Esto también se repite en "Parasite", otra obra maestra de Band.
Billy y el cardo de su novia van a una fiesta de piscina típicamente americana, con risas, chavalotes y chavalotas sanos, hot dogs y música hortera. Nuestro héroe no está para hostias, así que se solaza en una hamaca lejos de las muestras pueriles de diversión de sus compañeros. No todos los días se dispara un arma alienígena, boys and girls.
Allí, los chulos del principio intentan tirarse —o algo así, porque no vemos más que un forcejeo bastante mal hecho— a la novia de Billy; éste se lía a mamporros con los dos en una de las escenas de lucha más patéticas jamás rodadas, y para más inri, tiene que rescatarle la damisela con la ayuda de ¡una raqueta! ¡Deja KO a uno de ellos de un raquetazo! No quiero saber entonces lo que te haría un raquetazo de Nadal; vamos, al cementerio de calle.
Vaya paquete de héroe. Aunque desearían no haberlo hecho... el muy abusa enanos se carga el buga de los chulos de un rayazo. Nadie se explica como ha pasado, y el espectador que se parte de risa diciéndoles a esos capullos: "¡Mirad p’arriba, coño, que el disparo vino de una colina adyacente!"
Lo que mola es que cuando disparas el arma, te posee un yuyu raro y te pones en plan zombie, con los ojos en blanco y la piel de color verde. El © "Efecto zombie" en su máxima expresión.
La novia, mientras descansan al día siguiente en un picnic también típicamente americano, le descubre un agujero enorme en el lugar del colgante espacial. Tiene un eczema que no veas, ni el Clerasil podría arreglar aquel dislate, así que se van al médico.
El médico, que no es otro que Roddy McDowell pagando su factura de alcohol o drogas, que le encuentra una plaquita de metal en el lugar de la herida. La lleva a analizar pero en el camino ya os podéis imaginar quién aparece láser en ristre. Se lo carga en un plis plas. Cómo no, el coche cae por un terraplén, aquellos que inundan las carreteras americanas. Y explota, claro.
El médico, que no es otro que Roddy McDowell pagando su factura de alcohol o drogas, que le encuentra una plaquita de metal en el lugar de la herida. La lleva a analizar pero en el camino ya os podéis imaginar quién aparece láser en ristre. Se lo carga en un plis plas. Cómo no, el coche cae por un terraplén, aquellos que inundan las carreteras americanas. Y explota, claro.
El tipo del FBI va estrechando el círculo en torno a nuestro sufrido sociópata y la poli le pisa los talones. Aprovecha una pausa de los polis (alivio cómico insufrible), que se van a cagar a una gasolinera, para pegarles un zurriagazo y los dos vuelan por los aires, para sincero regocijo del espectador.
Aquí ya a nuestro prota se le va la olla y empieza el desmadre. Le pilla un tipo en una camioneta, se lo carga, se carga un letrero de "Star Wars" (¿envidiosillo, Carlitos?) y de repente se planta en ¡un decorado de la ciudad de Nueva York! a liar más laserazos y cargarse todo lo que pilla: kioskos, coches, cabinas, un pinball...
Aquí ya a nuestro prota se le va la olla y empieza el desmadre. Le pilla un tipo en una camioneta, se lo carga, se carga un letrero de "Star Wars" (¿envidiosillo, Carlitos?) y de repente se planta en ¡un decorado de la ciudad de Nueva York! a liar más laserazos y cargarse todo lo que pilla: kioskos, coches, cabinas, un pinball...
Band es un poco ingenuo, y se piensa que nos vamos a tragar que en medio de un pueblo del desierto aparezca una gran urbe, pero el morro monumental de este hombre ya sabéis que le llega a la luna cuanto menos.
Total, que de manera un tanto abrupta (diría yo que ya tenía en la lata la hora y cuarto que necesitaba para considerarlo un largometraje y el resto le importaba un pito) aparecen en un tejado los aliens, y ¡hala! Se cargan a nuestro sufrido héroe, que acaba en los brazos de su desconsolada amada. Plano final de los dos, audio fuera y dentro fanfarria.
Tanto sufrir para nada, ¡qué vida más dura la de ser un personaje kafkiano en un pueblo de iletrados paletos yankis!
La moraleja es clara: siempre hay una pistola más grande que la tuya. Aplíquense el cuento y vivirán una vida más fructífera.
Lo mejor que tiene esta película es sin duda la música, impropia de una plasta humeante como esta. Bien por el hermano listo de los Band, o sea, Richard Band, que además se hace acompañar por Joel Goldmisth, hijo del mítico Jerry Goldsmith, el cual pese a no llegar al nivel de su padre y haberse dedicado al mundo de la televisión, es un compositor reputado. Como digo, demasiada calidad en este apartado para el mojonazo que es esta peli.
Los efectos de disparos láser y explosiones no están mal, pero canta un poco el stop-motion de los alienígenas y las superposiciones de naves en entornos reales.
Los efectos de disparos láser y explosiones no están mal, pero canta un poco el stop-motion de los alienígenas y las superposiciones de naves en entornos reales.
Una buena manera de comenzar mi particular BAND-A-THON.
¿para cuando un ciclo de cine caspa en alguna de las cutre cadenas televisivas de este país?
ResponderEliminarBienvenido,Milgrom,es un placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarBuen comentario!Con toda la caspa rosa que tenemos que tragarnos cada dia,y no hay sitio para ni un triste Fred Olen Ray...
¿Para cuando Carmen Sevilla programará en su programa para menopáusicas y pitopáusicos algo decente como "Supersonic Man"?
En fin...
NO OS OLVIDEIS DE MIRAR EL BLOG DE MILGROM,ES DESCACHARRANTE:
http://humanidadsupina.blogspot.com/
Por cierto gracias por el link tio, se agradece que haya gente que te lea y que espero que te guste. Un saludo
ResponderEliminarLo mismo digo,a mi me ha encantado tu blog,y agradezco el link.Cuantos mas seamos,mas reiremos.Un saludo.
ResponderEliminarBueno parece que esta es toda una obra maestra en su estilo. La apunto porque aparte la trama que describes suena más que interesante. Saludos!
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