
Para seros sinceros, había llegado a un punto de no tener ni más ganas ni más inspiración para continuar con el blog, y estuve a punto de acabar con él prendiéndole fuego como la guitarra de Hendrix.
Pensándolo bien, y gracias sobretodo a cierto apoyo de última hora (aquel que llega justo para cortar los cables que evitan la detonación) he decidido seguir un trecho más a ver qué pasa.