GRAVITY



  • Título original: “Gravity”.
  • Título en español: "Gravity".
  • Director: Alfonso Cuarón.
  • Guión: Alfonso Cuarón, Jonás Cuarón y George Clooney.
  • Cast: Sandra Bullock, George Clooney, Ed Harris, etc.
  • Año: 2.013.
  • Especialista de BlogCaspa que se ha atrevido a analizar este ñordo: Stanley Chapelin.







    Sin duda, este es el momento perfecto para publicar este artículo, dado que hoy toca hablar de la clara triunfadora en la reciente edición de los Oscar de Jóllibu. Y como de todo ha de haber en la viña de nuestro Señor DIOS WHEDON, pues no me duelen prendas al poner a parir lo que para mi es el mojón más sobrevalorado de los últimos tiempos y que ha gustado a todo el mundo, inclusive a los compañeros de este santo blog (ruego no me despidáis por tamaña afrenta, ¡pardiez!).
Y es que señoras y señores, no voy del palo talibán de la corrección científica (no como el experto aquel que exigió —¡y consiguó!— a James Cameron que en la edición especial en Blu Ray de "Titanic" se modificase el cielo nocturno para que las estrellas estuvieran en su posición correcta), pero una película en la que se ignora algo tan elemental como esto no puede ser buena ni de coña:


    Es cierto que en ningún momento han de ir a la estación espacial internacional, sino a sus homónimas rusa y china, pero para el caso es lo mismo. En fin...


"GRAVITY: SE PONE GRAVE LA COSA"

    Veréis, desde que tengo a la peque por casa, dispongo de menos tiempo para hacer según qué cosas (cosas que casi siempre tienen relación, en mayor o menor medida, con la vagancia). No quiere decir que no pueda, sino que ahora tengo que elegir. En el caso del cine, mi última elección ha sido "Gravity".
Sí. Sandra "Bullocks", George "Decaffeinato Lungo" y "El Otro".

    Cagada lorito.

    Y ha sido verla y pensar que, o escribo esto aquí y ahora, o mi escroto implotará y se convertirá en antimateria... o algo por el estilo. Así que he aparcado mi post sobre "Emergo", que será más largo y más cabrón, porque la película lo vale, y paso a miccionar directamente sobre esta multipremiada y poco probable aventura de astronautas americanos. 

    He de ser sincero: lo cierto es que yo veo astronautas y "cosas espaciales" en el cine y se me va la olla y tengo que verlo. No hay criterio. ¿Y con qué me encuentro? Pues que Hollywood no ha tenido suficiente con décadas de intentar hacernos comulgar con ruedas de molino, que van y nos plantan esta plasta de puta madre.

    Achtung! A partir de ahora spoilers y todo eso.

    Lo primero que te dejan claro es que en el espacio hace un frío del copón y además no se oye nada. Pero ná de ná (colecta para enviar al cojonero de mi vecino de abajo a patearse la estratosfera YA). Y en esto que Sandra "Miss Agente Fifí" Bullock es ahora doctora, y por algún motivo de nauseabunda explicación, acaba formando parte de una misión de varios kilozintillones de dólares para subir al espacio a reparar la tarjeta gráfica del telescopio Hubble.
Vale. Detengámonos aquí un momento: DOCTORA Y HUBBLE. (I beg you pardon?) Pues eso.

    Total, que la tipa está arreglando un cacharro súper-tecnológico de última generación, lo cual básicamente consiste en seguir pasos harto conocidos (aunque utilizando palabros algo más "asesorados"); a saber: 
  1. APAGAR Y ENCENDER, ESPERANDO UNOS SEGUNDOS A QUE LA ELECTRICIDAD SE VAYA DEL TODO, POR SUPUESTO. 
  2. SACAR LA PIEZA EN CUESTIÓN Y SOPLARLA O EN SU DEFECTO, DADO QUE LLEVAN CASCO, MENEARLA UN POCO EN GRAVEDAD CERO ANTES DE COLOCARLA DE NUEVO EN SU RANURA.
  3. APRETAR LOS TORNILLOS. 
Con la consabida respuesta técnica cuando todo lo anterior falla:
  1. EL FALLO VA A SER DE LA PLACA BASE, ESO VA A HABER QUE PEDIRLO A LA CASA Y SON MÍNIMO TRES SEMANAS.
    En serio. Tengo un colega que arregla los ordenatas de sus amigos con más solera, y se viene a casa en su coche.

¿Por qué no puede hacer esto una doctora? Si total, muchas operaciones parecen más un capítulo de "Bricomanía" que otra cosa.


    A todo esto, George Clooney se pasea de un lado a otro con una cafetera en la espalda, por fuera de la lanzadera, escuchando country en su iPod y explicándoles anécdotas chorras a los de Houston. Al parecer, su único objetivo es romper el récord de vuelo espacial de un astronauta, lo cual a nadie le importa un bledo, todo sobre un fondo 3D a lo Google Earth muy molón. Eso la peli sí lo tiene: un fondo de pantalla de la leche, ideal para el escritorio del Güindous. 
Indicar de paso a los de la LOGSE que Jorge el Curioso va "de un lado a otro de la lanzadera" porque en el espacio no existen ni el arriba, ni el abajo, ni la Gravity (que os digo ya que no es una DJ ibicenca)… El caso es que aun así, puedes ingeniártelas para irte a la quinta mierda forever and ever chugueder con tan solo un cuesco mal aislado, y eso es lo que pasa, más o me… ¡Ah! Se me olvidaba. Hay un tercer astronauta, un hindú o algo así, cuyo propósito es hacer el imbécil, aún más si cabe, que los otros dos. Y eso que se esfuerzan por puntualizar que los inmigrantes tienen cabida en Harvard porque USA es la tierra de las oportunidades.

    Venga vamos, que nos vamos.

    ¿Y quién es el enemigo por antonomasia de los Amerrikano?: ¿McDonald’s? ¡NO! McDonalds no es más que una forma lenta e inexorable de invasión global subrepticia. Killing us softly with Big Mac...

    No.

    El enemigo de la segunda nación más importante del mundo —después de China— es ¡RUSIA!

    Y es que los muy hijos de Putin han lanzado un pepino desde la Madre Patria y han hecho estallar en pedazos uno de sus satélites espía, uno de esos que los Amerrikanos aseguran no tener, porque prefiere gastar su dinero en un paello y un San Miguel en La Ramblo de Barselowna.
Así que ahora una lluvia de pedazos de metal incandescente giran, y giran, y giran, y giran alrededor de la tierra… en sentido contrario al que deberían hacerlo, según un astrónomo reputado de la NASA se ha apresurado a puntualizar. Pero no hay problema, porque según Houston, que sudó de Tom Hanks en su momento, tiene claro que el espacio es muy grande y que los tres mosqueteros están muy lejos. 
Pero en esto que Houston se percata (tarde) de un "ligerísimo pero craso error" de cálculo de varios miles de kilómetros.

    Es de ser inútiles. Es decir, que toda la morralla comunista se dirige directita hacia el Hubble y hacia nuestros amigos: la doctora que en lo más íntimo prefiere Chili, el vaquero espacial al que todo se la trae al pairo y el pollo hindú, que sigue haciendo el gilipollas bollywoodiense a costa de los contribuyentes y gritando "yujuu" como un tonto de manual.
Y claro: ¡Patapam! Tragedia al canto. Todo estalla en pedazos. El indio a tomar por culo, George desaparece para desasosiego de sus fans, y Sandra Bullock se aleja dando vueltas en dirección al Sol, para regocijo del resto de los presentes.

    ¡Angustia! ¡Terror! ¿Porque va a morir? ¡¡NO!! Porque no se va a librar del plasta de Clooney. ¡Y eso que ya le ha dejado claro que no le va el rollo madurito! ¡Pulpos en el espacio! Qué ascazo. No será ni la primera vez, ni la última que Ocean intentará llevársela a las Vegas en su jet pack. Qué digo yo: ¿cómo se lo montarán los astronautas? ¿Sucederá lo mismo en Marte? ¿A quién carajo le importa?
    
    Sigamos. Clooney rescata a Bullock, la cual ha estado dando vueltas a toda velocidad al menos cinco minutos sin potar ni desmayarse y debe de estar ya a cien kilómetros de distancia (realismo al poder), y ambos se van atados por una cuerda en plan excursión de EGB al museo local, de regreso a la lanzadera, que está peor que el buga de Farruquito. ¡Malditos Rusos detractores de los Gais! ¡Mirad cómo nos habéis dejado el cohete! Os odio, os odio y os odio, como Obama tres veces lo digo, porque de tres en tres los discursos calan.

El mejor momento de la película.


    Al astronauta hindú le falta media cara, ya que la otra media está incrustada en el tubo de escape del satélite ruso, cuyos pedazos, pequeño detalle, van a volver por el mismo sitio por el que lo hicieron la última vez, como el sexo anal pero en cirílico. Dos y dos son cuatro en el marcador de pulsera de los astronautas, que aparte del iTunes tiene calculadora y calendario estelar. Y en nada calculan que si los pedazos van a una velocidad uniformemente acelerada igual al radio de la tierra, dividido por tiempo y elevado al huevo de Pi, tardarán una hora y media exacta en volver a limpiarles la piñata. Solución: me queda spray de sobras para irnos a la estación espacial rusa, que está P E R F E C T A M E N T E alineada ahí enfrente. Que en nada nos plantamos allí y nos ponemos moraos de vodka. En serio. Esta parte sale así como la cuento. Increíble. Y ese es el tipo de tío que pilota un transbordador espacial, señoras y señores.

Tía, habla un poco que se me ha gastado la batería del iPod y el que se va a dormir soy yo.


     En este tramo de aburrimiento supino around the world, viene el momento "construyendo el background de un personaje": Sandra, astronauta accidental, médico de guardia y reparadora de Hubbles, resulta que tenía una hija que murió trágicamente tras resbalar en los escalones de la entrada del colegio, separando fatídicamente los hemisferios de su infantil testa. Que yo soy Clooney y le digo: trágico no es el adjetivo correcto en un caso así. Clooney no hace eso, sino que obliga a la chati a hablar sin parar para evitar que se desmaye, cuando lo más lógico en esa situación sería cerrar la bocaza y AHORRAR OXÍGENO. Pero no pasa nada, total, si la estación rusa está ahí al lado.
Ergo: Sandra está toda rota por el tema, como si no tuviese bastantes problemas, y probablemente se echa la culpa de todo, porque en alguna ocasión se ha demostrado que la estupidez es congénita. Algo he leído por ahí, pero no debe uno creerse todo lo que circula por Internet. El caso es que la tipa deja claro que su vida desde entonces (hace un tiempo de lo de su hija), ha consistido básicamente en ir a currar y luego en hincharse a conducir. A CONDUCIR.
Perdonen, pero un ignorante como yo no deja de preguntarse cómo alguien que no ha hecho ejercicio en años, y que además parece tener algún tipo de trauma psicológico de cierta envergadura, ha logrado, tras un periodo de tan solo seis meses, llegar a participar en una misión espacial, cuando siempre se nos ha vendido que los que logran llegar a astronautas son tan solo unos pocos elegidos entre Los Mejores, Más Aptos, Más Atléticos y Más Todo del mundo. ¿Y luego resulta que la chavala de la Óptica Holandesa de mi barrio podría subir al espacio a cambiarle las lupas al cacharro ese? ¡Venga, va! Y no solo eso, es que me caliento: que luego resulta que llegan a la estación rusa y el bebe-sin-sed se sacrifica por ella. El tío con el mayor ego del sistema solar deja que se salve una suicida en potencia. Claaro, What Else? Bueno, "que se salve"... ¡Ja!: la deja en una estación orbital abandonada (¡otra vez los rusos, encima cobardes!), al borde del colapso y con todos los mandos en ruso. Y luego se pira a flotar por ahí. ¡Hace falta ser cabrón! Pero con lo que no cuenta Clooney es con que Bullock sepa ruso (y latín si me apuras) y leyendo los manuales a capón, la moza se aprende cómo funciona todo.

    Detalles nimios: El pelo de Sandra Bullock no flota en gravedad cero y los rusos tienen trajes espaciales de chichinabo hechos a medida para ella.

No faltarán los gafapastas de turno que vean en la foto anterior y en esta algo en plan cordón umbilical y renacimiento. ¡Que no es un feto, que es sólo una tía descansando en gravedad 0! (Por cierto, ¿ya he dicho que no le flota el pelo?)


    Todo se acelera: La estación rusa se incendia y Bullock debe poner pies en polvorosa.
  
    Siguiente parada: la estación china, de nuevo P E R F E C T A M E N T E alineada con la rusa. Vuelven los cascotes y entre ellos viaja la mitad que faltaba de la cara del hindú, para que pueda decirle a sus primos de Nueva Delhi que ha salido en una peli sin apenas tener que bailar.

    Mientras tanto, Sandrita vuela que te vuela hasta la estación china, y por el trayecto tiene una epifanía en la que sale ¡George Clooney! ¡OTRA VEZ! ¡Bebiendo vodka!¡ Pero qué tío más plasta! Le dice algo en plan "tú vales mucho, nena", y se pira. ¿Por qué, Señor, por qué? ¡Con la de pelis que hay por ver! Por cierto, que la visita de Clooney le salva la vida, puesto que consigue sacar la fuerza interior que había perdido minutos antes, y por la cual se iba a dejar morir convirtiéndose en cubito de hielo con tetas.
Eso sí, Sandrita no deja de pasar frío puesto que los dueños de la chabola han dejado la calefacción apagada y ha de embutirse en un traje espacial ruso, hecho a base de un mono de trabajo de Talleres Artemio, guantes de cocina de Hacendado y casco "quitamultas" con visera. Dan pena los rusos con esos trajes, teniendo en cuenta que en el espacio están a menos doscientos y pico bajo cero... ¿De ahí que tengan vodka? Yo lo dejo ahí. Y como dijeron antes, nadie puede oír tus gritos… excepto un radioaficionado chino con un walkie-talkie. 
En serio.



    Y tras esto, finalmente llegamos a la estación china, en la que la niña se cuela con una facilidad pasmosa. La experiencia es un grado y ella lleva haciendo lo mismo toda la santa noche. En la estación asiática no queda ni Ming y además los chinos, que son muy suyos para dejar sus cosas, han decidido estrellarla contra la Tierra. 
No pasa nada. Sandra Bullock TAMBIÉN sabe interpretar el chino, aunque esta vez a un nivel básico, hablado y escrito. Salta a la cápsula de escape que los chinos han dejado libre, imagino que por si a algún compatriota y miembro del partido le diese por pasarse a tomar unos fideos en el último momento. La Bullock pulsa los botones al tun tún y logra aterrizar.
WAIT A MOMENT!!! Cómo no, si hasta ahora el argumento ha sido inexistente y lo único que hemos visto han sido F/X a mogollón, 3D exagerado y acción idiota, el final debía ser apoteósico. Pues sí. La Bullock aterriza en el fondo de un lago un poco antes de que su cápsula se desintegre. Al abrir la escotilla empieza a entrar el agua rápidamente y se ve obligada a salir, pero como el traje pesa un huevo casi se ahoga. El espectador sufre que te cagas, puesto que ve que le cuesta mucho quitárselo. Para colmo debe de estar a cincuenta metros bajo el nivel del mar. Casi sin fuerzas, consigue nadar hacia al exterior, y ¡oh! sigamos con la suspensión de credibilidad, ha caído en un lago a dos metros de la orilla. Luego se come el barro en plan Papal y sonríe porque la gravedad le impide levantarse. Gran momento. Guiño monguer al espectador. ¡De ahí el título, chavales! eh? Eh? EH?



    Y luego se pira a vete a saber dónde, sin ser consciente de lo que supone para algunas mujeres de su edad la gravedad. Pues me parece una falta de respeto. 

    Ved otra cosa, en serio os lo digo.


Joder, me voy a cagar en tó lo que se menea. ¡¡A ver quien va a limpiar esto ahora!!



PD: Ha sido imposible resistirme a incluir este video.



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